Cuando sometemos al cuerpo a demasiadas cosas, es cuando nos sentimos saturados, ansiosos, estresados. El estrés es una respuesta del cuerpo a cualquier cosa que requiere atención o acción. Esto es totalmente natural, sano. Lo que ya no es natural ni sano, es que se dispare y se vuelva incontrolable, señaló la coordinadora del Servicio de Protección y Promoción de la Salud para Trabajadores IMSS (SPPSTIMSS), del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tlaxcala, doctora Nancy Karina García Herrera.
Estrés, es presión, y esta no debe ser mayor a la que podamos resistir, sin colapsar, sin sentirse angustiado, ansioso, aturdido, estancado, sin saber qué hacer. La ansiedad y la angustia, no son reacciones físicas, estamos en los terrenos de la mente y desencadenará procesos hormonales. La realidad se distorsiona, se anticipan futuros que no necesariamente se cumplirán, lo que es pequeño de pronto se convierte en un gran demonio, ante la amenaza, se siente indefenso, siente que no va a poder con la situación, y que todo lo que puede salir mal, saldrá mal. En resumen, nos ahogamos en un vaso de agua.
Ante este tipo de experiencias, debemos de aprender a vivir con la incertidumbre. Aceptar y entender que no todo lo nos pueda causar
temor o inquietud, es peligroso. Desde luego, si puedes evitarlo, hay que hacerlo; si no es posible evitarlo, repararlo, resolverlo; si no se puede remediar, la única solución es adaptarse a la nueva realidad y aceptarlo así.
Si alguien pretende vivir sin estrés o sin ansiedad, definitivamente se está negando a vivir, en tanto dosis no problemáticas de estrés, son saludables, nos mantienen activos, alertas, alejados del peligro, son inherentes al ser humano.
Para manejar el estrés, hay que establecer límites a las personas y a uno mismo. En primer lugar, organizar el día a día, delegar, pedir ayuda, renunciar a actividades que son imposibles de realizar en un solo día o por lo menos, no en un día ordinario, el plan es, hacer menos y hacerlo mejor, porque la mayor parte de las cosas que llevamos a cabo, no son esenciales y las pueden realizar otras personas.
Entonces, hagamos un alto, desaceleremos, respiremos en tiempos, inhalemos cinco veces, retengamos el aire dos veces y exhalemos, siete veces. De esta forma estimularemos el nervio vago, que ayudará a bajar la presión arterial, mejorar la salud cardiovascular, disfrutar de un mejor sueño, reducir la ansiedad y mejorar la salud del cerebro. (Boletín)